lunes, noviembre 06, 2006

Queremos la fotocopiadora de vuelta

Es el colmo que quitaran la fotocopiadora de la Facultad de derecho, ciencias políticas y sociales de la universidad nacional de Colombia por “problemas con los derechos de autor”. Desde entonces a los estudiantes de derecho y ciencias políticas nos toca ir a la facultad de veterinaria a sacar las fotocopias, lo cual resulta sumamente incomodo.
Lo que hay que hacer ahora no es lamentarnos por la perdida sino ver como hacemos para recuperarla, yo tengo un par de ideas:
1) Entregar la fotocopiadora a un privado quien vera como resuelve los problemas con los derechos de autor ( acordémonos que la facultad no puede hacerse cargo de la fotocopiadora pues podría ser demandada ) y que ademas le pague arriendo a la facultad, esto desliga a la facultad de la fotocopiadora y por consiguiente la libra de responsabilidades.
2) Instalar un servicio de fotocopiado con tarjetas ( como el que existía en la biblioteca Luis Angel Arango ) el cual pone en cada estudiante la responsabilidad por los derechos de autor esta alternativa ademas de librar a la facultad de cualquier responsabilidad elimina cualquier peligro de censura y personalmente es la que mas me gusta.

1 Comments:

Blogger vulturno said...

Noto que le preocupa la Universidad, tanto como para divulgar sin más los rumores y algunas vergüenzas internas en un medio tan público.
Por supuesto el falta asumir con seriedad y compromiso los temas. Pasando por alto sus errores gramaticales, ortográficos y los veniales de digitación; veo que tiene fuertes falencias a la hora de cotejar fuentes y entender los conceptos comprometidos en sus textos. Eso se soluciona esmerándose más y fogueando sus ideas honestamente con sus contradictores. El lenguaje unilateral, sin debate, es el ingrediente fundamental de la tiranía, no importa que esta se autodenomine libertad.
El plan de regularización tiene cosas cuestionables, pero responde a urgencias y a proyecciones a futuro. En un país acostumbrado a administrar el pasado siempre resulta escandaloso que alguien mire qué es lo que viene. Un alcalde de Bogotá, Ingeniero Civil de la Nacional y con PhD en Economía en el MIT, programó a fines de los sesentas la construcción de la Avenida Boyacá, abajo del contorno occidental de la ciudad de entonces. Se le pusieron todos los adjetivos descalificadores a ese proyecto que, al sol de hoy, resulta insuficiente (pero imprescindible) para las necesidades de movilidad de ese sector ampliamente colonizado. Si el rector del año 90 (entonces estaba el opita Ricardo Mosquera) hubiera promovido una gran actualización de la red eléctrica de la Universidad; previendo las necesidades generadas por las redes de computadores, los nuevos edificios a construir y la cantidad de equipos nuevos que habría que colgar en los años siguientes (incluidos los hornos microondas, los cuartos fríos de las nuevas cafeterías, las complicadas instalaciones que hacen que costosos laboratorios puedan operar independientemente de ciertas perturbaciones,...); muy seguramente habrían ocurrido movilizaciones contra el despilfarro y se hubiera descalificado la intención, en tanto muy sabias mentes analíticas hubieran defendido la bondad de la máquina de escribir frente al carácter suntuario del computador personal y el dudoso valor de una hipotética red internacional de redes de equipos de computo. Hoy la red eléctrica está rezagada y es un lastre para la incipiente expansión de la infraestructura de equipos de esa área.
Puede que cuando usted nació la malla ya estuviera construida, pero no siempre estuvo allí y su construcción fue una exigencia del vecindario ante el peligro de seguridad en el cual se había convertido el campus. Hoy (realmente hace más de veinticinco años)es necesario armonizar la relación del campus con la ciudad. Por años las autoridades distritales han resentido que una ruta de transporte público tenga que desviar cuando baja por la 45, para poder tomar la autopista El Dorado o la Calle 53, si años antes lo hacía directo e incluso los estudiantes que quemaban esos buses eran beneficiarios de esa forma de campus accesible. La Universidad solitaria es más vulnerable a robos que poblada de testigos. Los robos más boletas (un caballo, un tractor, un lote grande de computadores y videobeams sin estrenar) han ocurrido en horas de la noche o el amanecer con indescartable complicidad de empleados y vigilantes. Mejor que sacarlos a ellos de la ecuación es meter nuevos parámetros en juego. Sobre la propiedad y el uso del espacio público el tema es más complejo de lo que parece. En Bogotá hay un complejo habitacional privado (las Torres del Parque) que permite ser recorrido como espacio público con eventuales restricciones. Que haya un corredor como el que se planea no parte el campus más de lo que lo hacen las distancias actuales entre las porterías y sitios como la Facultad de Ingeniería o la de Medicina. La accesibilidad y la movilidad son la clase de preocupaciones que inspiran planes de ciclorutas, alamedas y otro poco de cosas que hay que hacer.
Acerca de la suerte del Alex, ya debería saber que se trata de un asunto de plata. Hacer funcionar el sistema tiene unos costos y la obligatoriedad de pagarlos por la Universidad va de la mano con las exigencias a las que usted se refiere. Ninguna directiva está interesada en restringir a nadie qué aprender; cuando se trata de limitaciones presupuestales el administrador debe buscar salidas, incluso racionar (administrar es hacer ocurrir las cosas, no sentarse a quejarse de que las normas no dejan y no hacer nada). En Ingeniería se están promoviendo grupos de Alex cobrados a costo (inicialmente Inglés y Francés, próximamente Alemán). Si tiene ideas inteligentes acerca del origen del dinero para hacer costeable su visión de la Universidad, por favor compártalas y ayude a gestionarlas.
La mayoría de las medidas de las porterías ante emergencias de robo son protocolarias. Vigilancia sabe que hacerlas no ayuda en mucho, pero no hacerlas evidencia negligencia (legalmente incómoda). Las cámaras pueden ayudar a mejorar el cubrimiento, pues su "área muy pequeña" de cubrimiento complementa con mucho la operatividad de vigilantes de a pie (ante los cuales, jíbaros o ladrones alcanzan a campanear) y puede ubicar la imagen de ciertos personajes. No creo que constituyan violación a la privacidad de nadie, pues miran a espacios de uso común y quien no quiera que lo graben haciendo algo impropio, pues que no lo haga.
Su post acerca de los rumores preocupa, no tanto por la veracidad de los rumores, sino por el culto al rumor. La discusión universitaria debe basarse en formas serias de documentar lo que se dice o se denuncia. Se juegan muchas cosas, desde la credibilidad académica hasta la seguridad personal de los individuos. Como ya es estudiante universitario, se supone que está en capacidad de profundizar acerca del contenido de los rumores, buscar fuentes variadas y establecer juicios maduros, fundamentados en cosas concretas y argumentos responsables.
Fallido el de Ciencia Política y la Facultad. La noción de Facultad en la Universidad es primordialmente administrativa y en segundo lugar académica. Hay facultades, como Ciencias e Ingeniería, repartidas en distintos lugares - no solo de la Ciudad Universitaria sino también en otras partes - y algunas agrupan carreras aparentemente relacionadas, pero suprememente enfrentadas y disímiles en la realidad. Derecho misma, tiene aulas en el Ancízar y uno de los despachos del Consultorio Jurídico queda en el centro de Bogotá. Si los tienen separados en jornadas, no veo cuáles son las supuestas sinergias de las que habla. Más bien debería desarrollar el tema académico involucrado, por ejemplo cuál debe ser la relación con las facultades de Ciencias Humanas y Ciencias Económicas, más allá de ubicación física.
Sobre el veto, le cuento que - después que cambió la Constitución - siempre está latente la retaliación del profesor vetado invocando derecho al trabajo; esto es, esa figura desapareció del escenario práctico. Como usted anda sumergido en la Facultad de Derecho, donde cualquier consideración de autonomía (como los estatutos internos de la Universidad) vale nada ante el sacrosanto dictamen de los jueces de tutela y las sentencias de las cortes, conozca que el conducto regular comienza con hablar directa y francamente con el ogro a vetar, después a los directivos de la carrera y después a la dirección de la Facultad, donde se puede determinar la no renovación del contrato; aunque si es alguien que ya superó período de prueba, pues es más fregado. Por eso es más importante observar de cerca los concursos docentes que andar exigiendo elección por voto directo para Rector.
Desde el punto de vista de los primeros organizadores del Aquelarre, los mismos que lo lideraron en esta versión, con acuerdos formales con la Dirección de Bienestar de Sede; la idea es controvertir la noción de cultura de un grupo montado en una tarima y unos espectadores al frente. El tema de las carpas se fue dando en versiones posteriores, acompañado de la idea que tienen muchos asitentes de que es una gran excusa para el consumo desenfrenado de narcóticos, proclamando una supuesta libertad, que no es tal cuando es la institución la que tiene que recoger y atender a los intoxicados, a los que les dio hipotermia, mandar un equipo especial de Casa Limpia a recoger basuras (porque los tiranos no barren y los empleados de planta cobran extra por esos servicios especiales), reponer vidrios y lidiar con demandas de padres que culpan a la Universidad por no reprimir a su retoñito que fue a drogarse y golpeó a los celadores que le pidieron carné. A propósito, acampar en temporada seca implica afrontar un frío más atroz al amanecer, yo lo he comprobado.
No tenía ni idea de que la fotocopiadora del edificio de Derecho no fuera administrada por particulares ni que por serlo, quedan ellos excentos de cumplir las normas de derechos de autor y la Universidad libre de toda responsabilidad al respecto. El modelo de la Luis Ángel no es como usted anota. La administración de la biblioteca paga unas sumas a organismos que conceden licencias globales y cubren tanto las fotocopias con tarjeta que ofrece Xerox, como las que uno haga al libro lejos de las instalaciones de la biblioteca. La censura es la prohibición que se hace de una publicación antes de salir esta a la disponibilidad del público. Esa palabra resulta traída de los cabellos en el tema que usted plantea.
Ojalá diversifique sus fuentes y someta sus afirmaciones en foros con cierta seriedad académica. Ese formato de "el mundo es así porque yo digo" es típico de la blogósfera pero desdice mucho de un espacio tan prolífico para el debate y la cualificación académica como es la Universidad Nacional de Colombia.

4:43 p. m.  

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